Por: Mag. LPL Manuel Marticorena Quintanilla
En nuestros días, como consecuencia del cambio de percepción del ser humano en la sociedad en que vivimos, está de moda la concepción de género en todos los campos del saber humano, que viene a ser la incursión y percepción de la mujer en la sociedad, dentro de labores profesionales, cuyos orígenes se encuentran en el famoso feminismo de la década del cincuenta correspondiente al siglo XX.
De esta manera no se escapa nuestra literatura en el estudio crítico desde la perspectiva de género, objetivo del presente trabajo, donde hacemos una breve constatación de la presencia de la mujer como partícipe de la creación literaria peruana desde sus inicios, sucedido en la época colonial, hasta nuestros días.
I
1. La mujer en la literatura renacentista y barroca
Naturalmente que las primera poetisas que incursionan en nuestra lírica peruana no tienen la concepción de la literatura o la creación de género, sólo ellas expresan sus subjetividades tal como les nace el aliento poético y los primeros nombres femeninos que encontramos como exponentes de nuestra creación poética que anotamos, corresponde a la literatura renacentista y barroca del siglo XVII, que lo constituyen:
Clarinda (inicios del siglo XVII), se le ubica dentro de la corriente renacentista de origen petrarquista, escribe el “Discurso en loor de la poesía” (1607) en tercetos, sobre el tema de la poesía y es difundido en el Parnaso Antártico (1608), publicado en Sevilla por Mexía de Fernangil. Se especula que nuestra poetisa es de origen limeño, ligada a la Academia Antártica que funcionaba en Lima dedicada a estimular y normar la creación literaria según los gustos de la época. Su creación poética titulada “Discurso en loor de la poesía” está integrada por 268 tercetos que finaliza en un cuarteto, siguiendo las normas de la poesía dantesca, con rima perfecta encadenada (ABA, BCB, CDC, etc.) como puede constatarse en el fragmento que se transcribe a continuación y es considerado por el crítico Ricardo Silva Santisteban, como una creación de
Ritmo ejemplar y un estupendo manejo del endecasílabo en tercetos de rimas enlazadas, hacen del Discurso no sólo una obra maestra de nuestra literatura, sino también el primer poema peruano que tiene como tema a la propia poesía.1
Como posee reminiscencias de la literatura antigua griega, en que está presente el tema poético, pertenece a la poesía renacentista peruana que es más conocida como la literatura clásica, sin embargo, es una creación lírica que también posee rasgos barrocos y encaja en las normas poéticas que practicaba Dante Alighieri, considerando la concepción del dulce estilo nuevo. Una muestra es:
¿Dónde vas Musa? ¿No hemos presupuesto? A
de rematar aquí nuestro discurso, B
que de prolijo y tosco es ya molesto? A
¿Por qué dilatas el difícil curso? B
¿Por qué arrojas al mar mi navecilla, C
mar que ni tiene puerto ni recurso. B
¿A una mujer que teme en ver la orilla C
de un arroyuelo de cristales bellos D
quieres que rompa al mar con su barquilla C
La segunda exponente de la poesía es nuestra famosa Amarilis (principios del siglo XVII), de quien José Miguel Oviedo, en base a las investigaciones, dice textualmente:
Sólo muy recientemente el historiador Lohmann Villena ha examinado documentalmente las conjeturas que otros hicieron antes que él y ha establecido que la verdadera autora es, con toda probabilidad, María de Rojas y Garay (1594?-1622), dama también nacida en Huanuco y de ilustre familia, cuyos antecesores habían llegado con los conquistadores del Perú y fundado ésa y otras ciudades.2
y en la actualidad se sabe que escribió a temprana edad, antes de contraer matrimonio, después deja de existir muy joven, quedando de esta manera, desvirtuado en forma definitiva la idea generalizada de que era una monja. El origen de la poesía es motivada por los hermosos poemas de Lope de Vega y así surge la famosa “Epístola de Amarilis a Belardo” y lo remite al poeta español, quien en 1621, considerando la excepcional belleza del poema, lo publica dentro de su obra La Filomena. La epístola está escrita en silvas de 18 estrofas, mostrando un amor platónico donde Belardo es Lope de Vega y está dentro de la corriente barroca con rasgos clásicos y predominio especial del conceptismo en la poesía peruana. Una muestra de esta poesía es la segunda estrofa que transcribimos:
El sustentarse amor sin esperanza
es fineza tan rara, que quisiera
saber si en algún pecho se ha hallado,
que las más veces la desconfianza
amortigua la llama que pudiera
obligar con amar lo deseado;
mas nunca tuve por dichoso estado
amar bienes posibles,
sino aquellos que son más imposibles.
A éstos ha de amar un alma osada;
pues para más alteza fue criada
que la que el mundo enseña;
y así quiero hacer una reseña
de amor dificultoso,
que sin pensar desvela mi reposo,
amando a quien no veo y me lastima:
ved qué extraños contrarios,
venidos de otro mundo y de otro clima.3
Es una creación poética en que se muestra la delicada coquetería de la mujer cuando se refiere al tema amoroso, a pesar de considerar la imposibilidad de lograr el amor, resultando platónico.
Una tercera exponente de la creación lírica dentro de la corriente renacentista en la tendencia mística es Isabel Flores Oliva, la famosa Santa Rosa de Lima, patrona de América y las Filipinas, quien escribió una poesía mística, totalmente sencilla dedicada al niño Jesús y la naturaleza en que predomina el tema religioso, como ejemplo tenemos el cuarteto que expresa:
Pajarillo ruiseñor,
alabemos al Señor,
tú alaba a tu Creador:
yo alabaré a mi Salvador.
que posee reminiscencias de la famosas jarchas medievales por su brevedad y sencillez, donde predomina el tema del amor no correspondido, en este caso San Rosa desarrolla el tema del amor divino en que se plasma la alegría y jovialidad. Es más difundida la copla que dice:
Las doce son dadas
y mi amor no viene
quién es la dichosa
que me lo entretiene?.
donde el amor que no llega es en forma metafórica el niño Jesús.
En esta misma senda mística se conoce la existencia de otras poetisas del siglo XVII que es importante citar considerando que la mujer fue una activa lectora y destacó en la
creación literaria a pesar del predominio masculino.
Juana de Hazaña, de la que menciona el padre Vargas Ugarte, expresando que es una “flor casi olvidada” en su actividad de poetisa mística. Sus creaciones poéticas son: “Letras para la Dominica del Buen Pastor”, “A la Navidad de nuestra Señora”, “Villancico. Coloquio de Julia y Mengos. Pastores”, etc.
Sor Paula de Jesús Nazareno (Lima 1687-1754) es una monja en el Convento de Mercedarias, escribió su epítome “Coloquio con Dios”.
Son cinco poetisas de nuestra época colonial, inmersas dentro del renacimiento y barroco, con ese afán de reflejar sus concepciones sean poéticas, pasiones amorosas como expresiones místicas, sin tener en cuenta la diferencia de género, por lo cual son voces candorosas y sencillas, pero que dejan plasmadas para la posterioridad el amor, la belleza poética y la subjetividad desde la perspectiva femenina que destaca sobre todo por su forma de tratar el amor que está expresado desde la perspectiva femenina.
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(1) SILVA-SANTISTEBAN, Ricardo (1984). “De la conquista a la modernidad”. En Poesía Peruana: Antología General. T. II, Lima, Edit. Edubanco, pp. 174.
(2) OVIEDO, José Miguel (1995). Historia de la literatura hispanoamericana. T. I, Madrid, Alianza editorial, S.A., 1º ed., pp. 179.
(3) TAURO, Alberto (s.f.). Elementos de literatura peruana. Lima, Imp. Colegio Militar Leoncio Prado, s. ed., pp. 52-53.
II
La mujer en la literatura neoclásica y barroca peruana del siglo XVIII
A fines del siglo XVIII, cuando el Perú ya se encuentra en pleno proceso de emancipación, surge en la poesía neoclásica Isabel de Orbe, una dama inquieta, de vida azarosa, a tal punto que en 1790, como consecuencia de esta forma de vida que desentona con la época, los religiosos la destinaron a ser procesada por la Inquisición, lo cual fue suspendido a última hora. En la creación poética se destaca con su soneto “Apláudase al varón esclarecido”, dedicado a Baquíjano Carrillo, uno de los precursores de la independencia peruana, haciendo uso de los cánones neoclásicos, que a la letra expresa:
Apláudase al varón esclarecido
Que al Perú de sus glorias ha llegado:
Entre los que ha en tres siglos producido
Es el que más su patria ha decorado.
Con su genio feliz se ha conducido
Al colmo de saber más elevado,
Y al precio común se ha merecido
Su afable, popular y noble agrado.
De Baquíjano es este el fiel retrato
Grabado en nuestros finos corazones
Cautivos y encantados de su trato,
Aquí todos celebran sus acciones;
Y en la Corte prometen sea más grato
Sus patrióticas y sanas intenciones.1
Como se puede observar es un soneto enmarcado dentro de las normas del neoclasicismo con su rima perfecta combinando: ABAB ABAB CDC DCD, que se denomina rima cruzada, produciéndose una entonación especial en la lectura, por la presencia de este recurso poético que era una moda.
Cuando San Martín llega al Perú a inicios del siglo XIX, enterado de la valía intelectual de la poetisa y por haberse destacado como colaboradora en la lucha por la independencia del Perú, la condecoró con la Orden del Sol.
En el aspecto literario, además, escribió una novela, algunos cuentos y poesías de carácter filosófico; siendo admirada y aclamada por ser una eximia oradora e intachable moralista.
En el proceso de la independencia, además, destacaron otras escritoras y poetisas:
María Carrillo de Andrade, conocida como la “limeña musa” cuyas creaciones poéticas eran declamadas en los años de la independencia, siendo admirada por su calidad intelectual y ubicada dentro del neoclasicismo y con rasgos barrocos.
La Marquesa de Casa Calderón, fue una mujer ubicada dentro de la clase noble, cultivó la creación literaria entro lo neoclásico y barroco y fue organizadora de las famosas veladas literarias del siglo XVIII peruano.
Josefa de Baica y Llano de Valdez, una lectora empedernida de creaciones poéticas clásicas tanto griegas como latinas, incursionó en la poesías.
Josefa Bravo de Laguna, poetisa que vivió a fines del siglo XVIII, cuyas poesías se enmarcan en el neoclásico con predominio de lo barroco, exponiendo sus temas con gran delicadeza.
Mariana Querejaza y Concha, conocida como el “Tercer Poder del Estado”, dama de estirpe noble dedicada a la creación lírica.
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(1)TORO MONTALVO, César. Historia de la Literatura Peruana. T. III Lima, Edit. San Marcos, pp. 284-285.
III
El romanticismo femenino en la Literatura Peruana
En el Perú el romanticismo es tardío, se desarrolla entre la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX. Entre las románticas podemos citar a:
María Natividad Cortés, limeña de nacimiento, se dedicó a la religión y escribió poesías románticas en que manifiesta su tristeza, dolor, desazón, amor, etc.
Manuel Antonio Márquez (Lima 1859-1876), de vida breve, se dedicó a la música y la creación poética llena de amor y ternura, publicó sus creaciones en los diarios de la época, son muestras sus poemas “Al salto del fraile” y “Contestación”.
Sara A. Bullón (1867-1953), fue maestra, escribió poesías patrióticas de tinte postromántico.
Carmen Plasencia Zavaleta de Burga (1847-1928) poetisa nacida en Cajamarca, fue profesora y periodista, escribió poesías de tinte neoclásico y romántico, son populares sus poemas “Mater dolorosa”, “Canto para la hora santa”, “A María inconsolable”, “Pronóstico de gloria” y “A mi hijo Eloy”.
María Esther Nureña Mostacero (Cajamarca 1862-1940) política y poetisa romántica con gran influencia de lo idílico, destaca su poema “Recuerdo del campo”.
Además de estas poetisas románticas, en el libro Parnaso Peruano de José Domingo Cortés, encontramos las creaciones poéticas de un conjunto significativo de poetisas que en nuestros días han sido olvidadas:
Carolina Freire de Jaime, nacida en Tacna, en 1860 publicó en los diarios sus creaciones líricas que están inmersas en el postmodernismo poético, una muestra es su “Cántico a Arica” o su poema “A Clorinda. Después de su muerte”, dedicada a la autora de Aves sin nido, que era su amiga.
Justa García Robledo, fue una monja que en sus creaciones poéticas románticas reflejó su tristeza en poemas como “A la luna”.
Carolina García de Bambarén, es pintora y como poetisa escribe creaciones delicadas de marcado realismo, como “La mendiga”.
Leonor Sauri, sus poemas tuvo gran repercusión entre 1860 y 1875 dentro del realismo poético, siendo declamados sus poemas como “A una alondra”, “A Rosa de Santa María”, de carácter místico.
Manuela Varela de Vildozo (limeña), escribió poemas llenos de dolor, hastío y desencanto, ejemplos: “Jamás”, “Adiós”, “Amargura”.
Felisa Moscoso de Chávez (Arequipa 1847-1902), integrante del Club Literario y del Ateneo de Lima, escribió poesías llenas de luz y vida, se puede citar: “Los poetas”, “Rimas”, “Jerusalén”, “Ella”, “Plegaria a María Inmaculada”, “Arequipa”.
Adriana Buendía, arequipeña, inmersa en la corriente postromántica, publicó sus poemas “Lluvia de perlas”.
Carmen Potts de Pérez Uribe (Lima 1841-1890), escribió sus creaciones lírica dentro del realismo, siendo el más importante “Año Nuevo”, que es de carácter histórico por describir a 30 escritoras de su época dentro del poema.
Baronesa de Wilson, seudónimo de Emilia Serrano García de Torrel, española de nacimiento canta al tema del amor en su poema “A Cupido”.
Juana Rosa de Amézaga, hermana del poeta Carlos Germán Amézaga, sus creaciones poéticas son de tema religioso, como: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (1888).
El romanticismo femenino amazónico
En la segunda década del siglo XX, como consecuencia del surgimiento de Iquitos por la presencia del auge cauchero, se desarrolla toda una pléyade de escritores amazónico, que inmersos en el romanticismo decadente o el realismo, muestran la realidad en la que viven. En medio de esta realidad aparece la primera voz poética en Iquitos, que está representada por Isabel U. Caraffo, una maestra de educación primaria en las dos primera décadas del siglo XX, que forma parte del Grupo de los Cantores del Amazonas, incursiona en la creación poética publicando sus “Cantares” (1917) y “La fiesta de la raza” (1918), entre otras creaciones que siguen la senda del romanticismo amazónico con fines educativos, considerando además, las tertulias en las que se leían y comentaban como una forma de diversión. Es importante hacer notar que esta digna representante todavía no nos muestra la concepción feminista.
El realismo y naturalismo
En el siglo XIX, se abre la presencia de escritoras que son conscientes de la realidad decididamente injusta en que vive el ser humano, es así como surgen escritoras de gran vigor que denuncian la realidad injusta desde la perspectiva realista y naturalista, denunciando la explotación del trío feudal: el cura, el gobernador y el militar, entre estas representantes se encuentra:
Flora Tristán (París 1803-Burdeos 1844), inmersa en el romanticismo, en el Perú resulta la voz precursora pero consciente del feminismo, quien abiertamente se opone con gran vigor y decidida convicción a la explotación de la mujer, a la iglesia por considerar que el cristianismo no necesita de clérigos. Tuvo ideas radicales con su exigencia de un nuevo orden político, social y económico, que Carlos Marx le reconoce como la precursora de altos ideales nobles. Se inicia publicando sus “Peregrinaciones de una paria” (1838), un libro de memorias femeninas, mezcla de novela de aventuras y de diario ubicado en el romanticismo liberal. Después publicó en francés “La Unión Obrera” (1843), “La emancipación de la mujer”, traducida al castellano por Luis Alberto Sánchez en 1949 y “Cinco mujeres contra el mundo” (1937).
En el mismo siglo surge Clorinda Matto de Turner (Cusco 1854-Buenos Aires 1909), ya dentro del realismo, escribe sus singulares novelas: “Aves sin nido” (1889), “Índole” (1891) y “Herencia” (1895). También es conocida sus “Tradiciones cuzqueñas. Leyendas, biografía y hojas sueltas” (1884-1886 y 1917), “Don Juan de Espinosa Medrano o ser el Doctor Lunajero” (1887), “Bocetos al lápiz de americanos célebres” (1890), “Himac Sumac” (drama en prosa, 1892), “Leyendas y recortes” (1893), “Boreales, miniaturas y porcelanas” (1909). Con una visión realista dentro del indigenismo, se convierte en la defensora de los indígenas que eran explotados, escarnecidos y maltratados por el trío del feudalismo: el cura, el gobernador y el militar, mostrando escenas de inmoralidad, engaño y total injusticia.
Después del realismo indigenista se desarrolla el naturalismo con Mercedes Cabello de Carbonera (Moquegua 1845-Lima 1909) escribiendo seis novelas dentro de la línea naturalista de Eugenio Zola, son: “Sacrifico y recompensa” (1886), “Los amores de Hortensia” (1887), “Eleodora” (1887), “El Conspirador” (1892), “Las Consecuencias” (1889) y “Blanca Sol” (1894), además incursionó en el ensayo, publicando “La religión de la humanidad” (1893), “El Conde León Tolstoi” (1894) y un estudio filosófico de carácter teórico “La novela moderna” (1892). Con estas tres eximias exponentes de las letras peruanas, nuevamente entramos en un paréntesis de algunos años, pero que dan fruto en la posterioridad.
Otras escritoras:
Además de las escritoras de gran prestigio, en el siglo XIX fueron conocidas las siguientes escritoras:
Teresa González de Fanning (Empeña 12 de agosto de 1836-7 de abril de 1918), es una novelista que usó los seudónimos de María de la Luz y Clara del Risco, se dedicó a la educación. Sus novelas son: “Ambición y abnegación” (1886), “Regina” (1886), “Lucecita” (1893), “Indómita” (1904) y “Roque Moreno” (1904), se ubica dentro del realismo.
Elvira García y García (Lambayeque 1º de junio de 1862-Lima 23 de octubre de 1951), publica su libro “La mujer peruana a través de los siglos”, que da a conocer a las grandes expositoras de la cultura peruana a lo largo de la historia.
Amalia Puga de Lozada (Cajamarca 1886-1963), se encuentra inmersa dentro del realismo con sus novelas “El voto” (10923), “Los Barzúas” (1952), sus libros de cuentos “Tragedia inédita” (1948), “El jabón de hiel” (1949).
Juana Manuel Gorriti (Argentina 15 de junio de 1818-Buenos Aires 1892), tiene numerosas publicaciones, entre las que se encuentran: “El ángel caído” (novela), “Corona poética ofrecida al pueblo peruano el 28 de julio de 1866” (poesía, 1866), además escribió cuentos, leyendas, etc.
Lastenia Larriva de Llona (Lima 1848-Arequipa 1922), escribe “Un drama singular. Historia de una familia” (novela, 1888), “Luz” (novela, 1890), “Oro y escoria” (novela, 1890), “La ciencia y la fe” (poesía, 1889), “Fe, patria y hogar” (poesía, 1920), “Cuentos” (1919).
Faustina Saenz de Melgar, publicó su novela follitinesca “El hogar sin fuego” en 1906.
María Nieves y Bustamante, escribe la novela histórica “Jorge o hijo del pueblo”.
El modernismo femenino
El modernismo es una corriente de origen americano que tiene gran repercusión sobre todo en el uso acicalado del lenguaje, mostrando un cosmopolitismo, entre las mujeres se encuentran:
Angélica Palma, hija de Ricardo Palma, murió en Rosario el 06 de septiembre de 1935, es la única escritora del modernismo que destaca. Escribió sus novelas: “Por senda propia” (1921), “El azar” (Madrid, 1928), “Contando cuentos” (1930) y su novela póstuma “La sombra alucinante” (1939).
Zoila Aurora Cáceres (Lima 1977-Madrid 1958), conocida como Evangelina, hija del Mariscal Andrés Avelino Cáceres, escribió la novela “Las perlas de la rosa”, además de libros como “España en la poesía del Perú” (1913).
El vanguardismo poético femenino
En esta amplia corriente poética en el Perú posee sus siguientes representantes:
Magda Portal (Barranco 1901-murió en Barranco) es representante de la poesía social. Sus poemarios son “Una esperanza y el mar” (1927), “El nuevo poema y su orientación hacia una estética económica” (1928, teoría poética), “Costa sur” (1945, poesía), su novela “La trampa” (1967), finalmente sus poemas lo reunió en “Constancia del ser” (1965). Es la abanderada del feminismo.
María Wiesse (1893-1964), tuvo el seudónimo de Miryam”, fue una poetisa y narradora de cuentos, esposa del pintor José Sabogal. Sus poesías son claras y sencillas: “Motivos líricos” (1924), “Nocturnos” (1926), “Trébol de cuatro hojas” (1932), “Canciones” (1934), ”Antología de la poesía amorosa peruana” (1947)
La poesía amazónica en el contexto de la primera centuria
Después del ciclo cauchero, Iquitos especialmente ingresa en una etapa de decadencia, mientras se desarrolla el vanguardismo en nuestra región se practica una literatura regionalista
y sólo en la década del cuarenta surge el Grupo Trocha, dentro de cuyo contexto se encuentra:
Juanita Ubilluz de Palacios diseñadora del la primera carátula de la revista Trocha, escribe poesías y leyendas, es la última representante viva de este grupo en la actualidad.
Anita de Fernández, otra de las integrantes del Grupo Trocha, llega a publicar su libro Poesías y Leyendas (1982), con expresiones sencillas entre la realidad y el ensueño, llevando los rasgos románticos y regionalistas.
Las poetisas de la generación del cincuenta
En esta generación que tiene un punto de partida en el año 1945, se desarrollan dos vertientes opuesta y bien identificadas: La vertiente de la poesía pura y la vertiente de la poesía social y tenemos:
Blanca Varela, es la poetisa más representativa, pero aparece en forma tardía en 1959 con su obra “Ese puerto existe”, prologado por Octavio Paz y se ubica dentro de la vertiente del existencialismo sartreano, dado que expone su insatisfacción con lucidez. Continúa con su obra “Valses y oteas falsas confesiones” (1972), “Luz del día” (1963), “Canto villano” (1978) que al ser reeditado por Fondo de Cultura Económica en 1986 lo presenta a su obra completa, finalmente tiene una antología personal titulada “Canto a Babel” (1986). Sus poemas son creaciones sobre la cotidianeidad, su desencanto y amargura, pero con solidez, sensibilidad y transparencia que se convierte en la más representativa de la poesía peruana femenina del siglo XX.
Yolanda Westphalen (Cajamarca 1925) es una poetisa de gran calidad, con una intensa formación crítica y literaria. Destaca con sus poemarios “Palabra fugitiva” (1964), “Objetos enajenados” (1971), “Universo en exilio” (1984), “Antología poética y ojos en ceguera clausurados” (1989), “Díptico: Saludo a Vallejo/Fuegos fatuos” (1996) y “Graffiti” (1999). Son poesías delicadas que describen los objetos hasta llegar a humanizarlos, impregnado con un sentimiento filosófico de la vida que linda entre lo irreal y real. También incursiona en la narrativa con sus cuentos “Comisaría” (Caretas, 1985) y “Complot” en “Cuentan las mujeres” (1986) publicado por el Instituto Goethe y se encuentran inéditos “Palabra hecho cuento” (1989) y “Hueso duro de roer” (1999).
Otras poetisas de la generación del 50 son:
Cecilia Bustamante (Lima 1926), posee una poesía femenina, lúcida, sencilla y de suave melancolía que se encuentran reunidas en “Altas hojas” (1956), “Símbolos del corazón” (1961), “Poesía” (1963), “Nuevos poemas y audiencia” (1965), “El nombre de las cosas” (1970), “Amor en Lima” (1977), “Discernimiento” (1982), “Modulación transitoria” (1986).
Rosa Cerna Guardia, es una poetisa que se inicia con “Figuras del tiempo” (1958), prosigue con “El mar en las montañas” (1959), son poemas filosóficos, existenciales y panteístas, después da a conocer un libro sobrecogedor y humano, “Desde el alba” (1966).
Las poetisas de la generación del sesenta
La creación poética de la generación del sesenta está influenciada por la poesía anglosajona y la realidad subversiva del Perú, en esta línea están:
Carmen Luz Bejarano, que desarrolla una poética infantil con “Giramor” y “Tambor
de luna” que aparecen en la década del sesenta y su tercer libro es “Pentagramas ebrios” (1986), escrita en colaboración con Maritza Núñez, posteriormente su poesía es confesional y lírica con “Del amor y otros asuntos” (1984)
Lola Thorne, una poetisa de gran calidad que se mueve entre lo tradicional y lo moderno en su obras “Edad natural” (1952), “Cuentos para Puck” (1952) y “Litigio de la noche” (1980).
Rosa del Carpio, de carácter social con su poesía que trata la temática de la miseria, el dolor y la lucha del pueblo en “La conquista del trigo” (1964)
Graciela Briceño, es sencilla, clara, amorosa y sincera mostrada en “Poemas de mi edad” (1959), “Fraternidad del canto” (1964), “Seis poemas para un niños” (1965) y todos estos libros lo recoge en “Del río al mar” (1992)en que está incluido sus libros inéditos “El río y yo” (1967), “El asedio de las voces” (1968-1970), “Edición cotidiana” (1971-1979), “Me caigo y me levanto” (1980-1982) y “Nuevos poemas” (1986-1991).
Delia Colmenares de Fiocco, conocida por la crítica europea, publicó “15 colapsos” (1950).
Raquel Jodorowsky, poetisa que se afincó en Lima , escribió su libro “En sentido inverso”.
Olga de Bingham Powell, cuyo poemario es “Infinitud horizontal” (1967), de temática humanizadora.
Cecilia Izquierdo Ríos, publicó “Vive hoy” (1986), “Encuentro” (1987).
Sarina Helfgott (Chiclayo 1930), de poesía amorosa, publicó “La luz pródiga” (1956), “Libro de los muertos” (1962) y recoge toda su producción de 1957 a 1971 en “Ese vasto resplandor” (1973)
Mercedes Eguren publicó “Poemas” (1980) y “Búsqueda”.
Rosina Valcárcel (Lima 1º de mayo de 1947), hija de nuestro querido poeta Gustavo Valcárcel, vivió el exilio político con su padre en México, lo cual lo marcó desde su niñez, encaminándola por la justicia social en el país y en el mundo. Es doctora en Antropología, fundó la revista cultural “Kachkaniraqmi” (1965). Dentro de la creación poética es muy reconocida y sigue vigente con sus poemarios “Senda del bosque” (1966), “Navíos” (1975), “Una mujer canta en medio del caos” (1991) y “Loca como las aves” (1995).
Poetisas de la década del setenta
Es una poesía poseedora de distintas perspectivas y numerosos temas con diversidad de formas, sus representantes son:
Sonia Luz Carrillo (1948), su poesía es valiente y corrosiva, plasmada en su libro “Sin nombre propio” (1973), “El corazón ordinario” (1979) y “La realidad en cámara oscura” (1981).
Enriqueta Belleván (1944), se destaca por su hondo lirismo en su “Poemas al estilo de una pintura ingenua” (1978).
Aidé Romero (1949), poesía llena de ternura plasmada en “Palabras para iniciar una despedida” (1975).
María Emilia Cornejo (1940) poetisa íntima y angustiada considerada como la voz más alta de la poesía última, no tiene libros publicados pero sus poemas aparecieron en la revista Eros.
Poetisa amazónica de la década del setenta
En esta década destaca Sui Yung, seudónimo de Katty Wong (Iquitos 1955), poetisa destacada que en la actualidad vive en Europa, publicó los poemarios Creciente (1976), Rosa Fálica (1983) con la que obtuvo Mensión Honrosa en el Concurso Premio de Poesía Mairena de Puerto Rico en 1981, es autora de antologías poéticas femeninas y últimamente publicó Cantos para el Mendigo y el Rey (1999) edición bilingüe en castellano y alemán. Manifiesta sus sentimientos, recuerdos de Iquitos y experiencias de su vida femenina sin tapujos ni temores, con su poesía que exterioriza tanto sus sentimientos como su vida objetiva. Su último poemario se titula “Soy un animal con el misterio de un ángel” (2000) destacando su decidida libertad, sobre todo en tratar los aspectos más íntimos de la vida humana como es lo sexual, pero como consecuencia de precisamente de su presentación de este poemario en el mes de julio, pare haber reflexionado y meditado hondamente, a tal punto que expresó dejar de lado esa clase de poesía feminista y contestataria.
Cecilia Barcellos de Sarria (Lima 1941), profesora de Lengua y Literatura y en calidad de periodista profesional difunde por Radio Nacional su programa cultural En Torno a la Selva, se inicia publicando su poemario Catucancha (1975), prosigue con Como un Río (1980) y surge a la notoriedad amazónica desde 1982 en que colabora con el I Simposio de Pintura y Literatura Amazónica en el Club Loreto de Lima, encontrándose sus últimas creaciones poéticas en su libro Munainini y el Manguaré (1987) que además de relatos posee diversos poemas. Continúa con su poemario Desplegar las Alas (1989), con una estructuración precisa y su última entrega es una plaqueta titulada Como Gotas de Rocío (1991), en que mantiene su sencillez y afecto por nuestra región. Todas sus creaciones expresan su gran ternura y cariño por la Amazonía presentando realidades de la vida diaria campestre ubicándose así en la poesía neorregionalista sobre todo por su temática y sencillez en que destacan los niños como personajes y la presencia de las metáforas que a veces pasan desapercibidas.
Poetisas de la década del ochenta
Es una poesía en que destaca el coloquialismo, el alto lirismo e incluso está presente la poesía visual: Las mujeres aparecen con mayor decisión que muestra el desarrollo de la mujer peruana, perteneciendo a la revista “Ómnibus” en Arequipa, “Macho Cabrío” en Lima y al Movimiento “Cloaca”, destacan:
Carmen Ollé (Lima 1947), destacada después de Blanca Varela, esposa de Enrique Verástegui, publica sus poemarios “Noches de adrenalina” (1981) y “Todo orgullo humea la noche” (1988) en que está presente el tema de la mujer, el hogar, la política, la cultura y la modernidad. Además de publicar sus novelas “¿Por qué hacen tanto ruido?” (1992), “Las dos caras del deseo” (1994) y “Pista falsa” (1999). Considerando que es especialista en literatura, egresada de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, es profunda conocedora de la crítica literaria, publicó investigaciones críticas como “Poetas peruanos: ¿es lacerante la ironía?” (1995), ubicada en la obra “Otras pieles: Género, historia y cultura” (Pontificia Universidad Católica del Perú, 1995, pp. 141-154).
Doris Moromisato (162) que practica una poesía descarnada, erótica y lírica en “Morada donde la luna perdió su palidez” (1988). Se declara acérrima feminista y su segunda producción es “Chambala era un camino” (1999)
Giovanna Pollarola (1952), presenta un mundo poético claro.
Josefina Barrón Mifflin (1969), tiene una poesía sensual.
Magdalena Chocano (1957) muestra el mundo de la mujer niña en “Estratagema en claroscuro”.
Mariela Dreyfus (1960), publicó “Memorias de Electra” en que descubre el mundo del cuerpo y su entorno erótico resultando la más vivencial y auténtica, demostrando el manejo de lo sexual y la desinhibición con destreza.
Patricia Matuk (1960) se hace presente con su libro “Sobreviviendo perdidos”.
Rocío Silva Santisteban (1963). Obtuvo el primer lugar en el concurso “La Poetisa Joven del Perú” en 1983, el tercer lugar en el concurso de poesía organizado por la Municipalidad de Lima y en 1986 el segundo lugar en la Tercera Bienal de Poesía premio COPE, con “Ese oficio no me gusta”. En sus poesías están presente el hastío, la existencia, lo demoníaco y lo erótico. Publica “Asuntos Circunstanciales” (1984), “Ese oficio no me gusta” (1987)., “Mariposa negra” (1993) y “Condenado amor” (1996).
Rosario Valdivia Paz-Soldán, de una poesía muy cuidadosa, una parte de sus creaciones fueron publicadas en “A través de las pestañas”.
Rosella Di Paolo (1960) de intensidad lírica y persuasiva en sus poesías, “Prueba de galera” y “Continuidad de los cuadros”.
Luz María Sarria (1950) muestra el hastío y la permanencia de los objetos en la obra “Señales que se eligen”
Patricia Alba escribe poesías bellísimas en su poemario “O un cuchillo esperándome”.
Edith Lagos (1956-1982) poetisa que presenta la lucha social con una poesía de gran calidad, injustamente asesinada, obsérvese la belleza de su poesía:
Yerba silvestre, aroma puro,
te ruego acompañes mi camino.
Serás mi bálsamo y mi tragedia,
serás mi aroma y mi gloria.
Será mi amiga cuando crezcas sobre mi tumba.
Allí, que la montaña me cobije,
que el cielo me responda.
y en la piedra todo quedará grabado.
Elvira Castro Quiroz, poetisa piurana de acento infantil, publicó “Floresta de cristal” de tinte amoroso y su obra “Puñadito de estrellas” es una combinación de poesías para niños, adivinazas, trabalenguas y ensayos.
La poesía amazónica femenina del ochenta
Aparece el Grupo Cultural Urcututu, cuya representante destacada es Ana Denise Varela Tafur (Iquitos 1963), actual docente universitaria de Lengua y Literatura, se inicia publicando sus poemas en el Suplemento Cultural Bubinzana de la Revista Proceso, luego aparecen sus poemas Itinerario por las Aldeas dentro de la obra El Sol Despedazado (1991), después obtiene el Premio COPE 1991 con su poemario Lo que no veo en visiones y continúa con Voces desde la Orilla (2000). Son creaciones que muestran su intensa subjetividad frente a nuestra realidad amazónica, especialmente de las mujeres que dejan sus pequeños poblados para llegar a Iquitos en busca de trabajo, evocan pasajes del sufrimiento humano en nuestra Amazonía y se nota su impotencia por eliminar las injusticias existentes que le da suficientes méritos para enmarcarlo dentro del Existencialismo Interiorista con sabor a desilusión, tristeza, rabia y a veces llega a la impotencia por las realidades denigrantes que vive en especial la mujer amazónica como fruto de la situación social imperante.
En esta misma década aparece Celia Luz Flores Flores (Tarapoto, San Martín) con su libro “Rosa de Ensueño” (1988), prosigue con “Ven a soñar conmigo” (1991), en la que expresa su intensa ternura por la Amazonía y en especial por su tierra de origen, además es autora del Himno a Tarapoto.
Aparece el Grupo Oruga de Acción Cultural, donde como exponente de este grupo la poetisa Virginia Roca López (Lima 1935) se manifiesta con su poemario Astrolabio (1988) enmarcada en la poesía que sigue la tendencia antipoética instaurada por el poeta chileno Nicanor Parra; los poemas poseen una gran dosis de humorismo ácido, sarcasmo y picardía expresiva, despojada de retoricismos, manifiesta con sarcasmo su cuestionamiento al machismo y la pacatería humana.
La poesía de la década del noventa
La vida intelectual de los poetas de la década del noventa cambia, resultan jóvenes estudiantes de literatura, más sociables que se interrelacionan y realizan recitales masivos en las universidades que tiene sus poetas.
En La Cantuta destaca Yuly Tinoco Obregón (Lima 1961) que forma parte del Grupo Literario “Estación 32”, estudió literatura en La Cantuta, de poesía muy humana, describe la violencia de los noventa.
En la Universidad de Lima aparece Jacqueline Fowks (Lima, 1968), periodista y viajera, sus poemas aparecen en la plaqueta “Más allá del espejo”.
En la Universidad Inca Gracilazo de la Vega surge Rocío Arce con su poemario “Agua de fuego” (1989) y María del Carmen Ulloa Campoverde, publica “Las confesiones de Hypsipyle” (1987).
En la Universidad Federico Villarreal, aparece Roxana Crisólogo (Lima, 1966)dentro del Movimiento “Noble Caterva”, estudiante de Derecho, tiene una poesía surrealista.
En la Universidad Femenina Sagrado Corazón se encuentra Verónica Romero
ue publica su plaqueta “No es suficiente arrancarle páginas al alma, hay que exprimirla y dejar que la tinta chorree” y Mirella Rivera con “Ritos”, muestra una visión asombrosa y madura.
En la Universidad Nacional de Ingeniería destaca Mary Garay, ganadora de los Juegos Florales 1988 “Javier Heraud”, logra musicalizar muchos poemas.
En la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dentro del “Grupo Neón” destaca Susana María Guzmán, cuyos poemas reflejan su hastío personal, posee sus poemarios inéditos “Del azul al amarillo” y “Brevedad de la inocencia”. Ana Luisa Soriano Saavedra (Lima 1955) con sus poemarios “Numerales” (1995) y “Cuestión de hojas” (1998).
En la Universidad Cayetano Heredia está Rosa Ledesma, con poemas descarnados e intensos.
La Pontifica Universidad Católica del Perú, está presente con Verónica Álvarez, con poesía intensamente lírica muy bien trabajado en lo formal, publicó su libro “21 pepas de amor y una canción desentonada” (1992). Marita Troiano (Chincha 1953), con sus creaciones poéticas “Mortal in puribus” (1996) y “Poemas urbanos” (1998). Violeta Barrientos Silva (Lima 1963), ganó el Premio Nacional de Poesía “Flora Tristán” en 1988, , publicó su poemario “Elixie” (1991), “El innombrable cuerpo del deseo” (1992), “Tras la puerta falsa” (1994).
El noventa en la poesía femenina amazónica
Nelly Soto de Vila, natural de Uchiza, profesora de Lengua y Literatura en la cálida ciudad de Ica, no olvida el amor por su tierra expresada en sus creaciones poéticas, habiendo publicado Versos y Acuarelas de mi pueblo, Romance en el cocal y como su última entrega Una casita junto al río (1993). En cada uno de sus versos añora a su tierra natal con su sencillez, llena de cariño que contagia y hace vivir al leer, ahondando más la añoranza por la tierra de verdor, agua, sol y árboles en sus cotidianas vivencias del ser humano. Se encuentra ubicada por ese amor que trasunta, dentro del intimismo postvanguardista de la creación poética.
En 1993 aparece el Grupo Nueva Cultura, como primera expresión publica su Revista Literaria Dakunkut (noviembre 1993) en cuyo único número difunde los poemas de Bettsi Ventura Vargas titulado Cuculizo. Su objetivo es reflejar la realidad del pueblo acogiendo esa alegría y picardía innata en todo su esplendor, tratando de no distorsionarlo y evidenciar los diversos problemas de injusticia, falsas o equivocadas valoraciones con presencia de concepciones perjudiciales para nuestro medio. Destacan:
Karen Jeannet Morote Díaz (Iquitos 1975), es una joven poetisa que se inicia en el Grupo Nueva Cultura y destaca en forma excepcional con su poemario Días de sol y lluvia (1994), con dicho poemario es ganadora de los Primeros Juegos Florales de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana 1994. En sus diecinueve poemas predomina el tema del amor que trasluce la delicadeza e inocencia de la joven poetisa que apenas está saliendo de la adolescencia y desde el título de su poemario se encuentra cargada de metáforas llenas de belleza vislumbrando un futuro promisor por el camino de la creación lírica, considerando su reclamo y a la vez protesta delicada ante el amado ausente cual jarchas en que la amada reclama la presencia del ser que despertó su amor. Se ubica dentro del intimismo poético del actual postvanguardismo.
Sonaly Tuesta (Amazonas 1972), aparece publicando la plaqueta A pedido del público (1993) y con mayor aliento da a conocer su poemario El secreto de los sachapuyos (1994), plantea sus visiones familiares sobre el grupo aborigen de los sachapuyos ubicados en la zona de San Martín, con quienes convivió y sus experiencias diarias teñidas de amor que se encuentran en pleno proceso de su vida. Es una creación tierna y cariñosa caminando por el
interiorismo postvanguardiasta que promete mayores logros.
La Revista Amazonía, dirigida por Jorge Zegarra Ovando, por el cariño inmenso a su tierra amazónica desde Lima, acoge las creaciones de novísimos poetisas, todas ellas
estudiantes de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana en la década del noventa, como Daphne Viena Oliveira, Gilma Arévalo B., en su No 221 de julio-agosto de 1994; de Carmen del Castillo, Bettsi Elena Bruno Ventura, Karen Morote Díaz, Wieslawa Morote y Nelly Cabrera Insapillo en el No 223 de noviembre-diciembre de 1994; de la pintora Nancy Dantas en el No 225 de abril – junio de 1995. Son poetisas que prometen seguir con nuevas creaciones en el correr del tiempo, por el momento se encuentran en sus iniciales escarceos.