martes, 14 de diciembre de 2010

POEMAS PARA QUE ME QUIERAN

A LA ALTURA DEL OTOÑO

A la altura del otoño de mi vida
se trasluce el recuerdo
impregnado en el pasado
perdido entre enhiestos roquedales
detenido entre hondas quebradas
esfumantes entre celajes lapislázulis
y granizos
cortados por el viento de los años
en la tempestad palpitante
que se deshace gota a gota
en las moléculas de mi pensamiento
atrapados en tardes solitarias
como ésta
en que se cruzan los nubarrones
se amalgaman las hojas secas
barridas por el ulular del viento
llevadas al confín de la muerte
entre hojarascas
como la vida arrastrada
por el vendaval de los años.
De Viento del Olvido (1998)



SUSANA

Qué decir de Susana
la dulce amada oculta en los resquicios de mi recuerdo
que tu belleza nos disputábamos
hechizados por tus ojos claros
la sonrisa de rosas fragantes.

Una noche
bajo los acordes cómplices de mi charango
caíste rendida entre las tempestades
entre los rayos, truenos y furias del vendaval
despertando la envidia
de los infatigables competidores.

Igual que yo
estarás perdida en la vastedad de la vida
añorando los besos
acuñados entre los alfalfares de mayo
entre los maizales y rosales de febrero
entre las fragancias de las manzanillas
o estarás soñando
en la dulce cobija de mi poncho
bajo cuyo manto nos abrazábamos
perdidos, ocultos en el silencio.

Separados por los años, el trabajo y la distancia
debes acariciar los hijos que nunca tuvimos
debes saborear los innumerables besos que nos dimos
debes morar en la casa
que construimos con nuestra ilusión
estarás añorando la última cita
a la que nunca llegamos
urgidos por la miseria.

Tal vez habrás olvidado al esposo
perdido en estos lamentos
tal vez en tus clases de maestra rural
relates experiencias perdidas en la juventud
cuyos recuerdos deja el sabor amargo
de la esperanza muerta
en los años que se lleva el tiempo.
De Viento del Olvido (1998)



VIENTOS DE GUERRA

Hoy baten vientos de guerra
en cada guijarro de tus falderíos
mientras los bueyes descansan pensativos
en espera de trazar surcos de la vida
cuando lleguen años mejores.

Hoy descansa el arado
en espera de que pasen las tempestades
de los campesinos que se marcharon
a las alturas de la comunidad
entonando melodías de triunfo
entonando sones de tinyas
que llaman a la furia y la resistencia.

Cada piedra, cada espina de los caminos
son vigías incontables
que acechan al enemigo
y avisan a los guerreros
de presencias extrañas
que rampan en busca de los corazones
tiernos de nuestra vida.

Cada cueva, cada llanura
se tornaron en cuarteles y fortines
mientras persista la miseria
en este Perú de falsas promesas
y vanos discursos
de los falsos profetas del bien.
Todas tus fronteras están cerradas
todas tus aguas están detenidas
todos los cerros, padres auquis
están con las bocas abiertas
esperando al enemigo para tragarlos
todas las plantas han dejado de crecer
las flores están diluidas
congelados los perfumes que desplegaban
en los amaneceres y los atardeceres
de los amoríos secretos
todos los rocíos del valle
están petrificados
en espera de un nuevo amanecer.

Ha llegado la hora de las verdades
se abrieron las compuertas del nuevo día
y en los corazones todavía sangran
por décadas interminables
mientras no muera la miseria
la llama de la cólera contenida.
De Viento del Olvido (1998)



MUJER ILUSORIA

Déjame verte
a través de la luz
de la vida
esa sonrisa candorosa
de niña avergonzada.

Cuando miro ese rostro
de pureza virginal
entre la ensoñación
y la alegría
eres inasible hasta en tu presencia.

Déjame contemplarte
en tu dimensión humana
que encierras
entre el humor
y el espejismo de tu belleza.

Eres una perla
oculta en la maraña
de las obsesiones humanas
en la fugacidad del pensamiento
que aflora fijo en ti.

Sólo un instante frente a mí
es suficiente
bálsamo para creer en la vida
y seguir el camino
soñando en la ilusión de tu existencia.
De Encuentros y Desencuentros (2010)



IMAGEN

Eres mi niña traviesa
alegre
tierna
inocente y
candorosa
que con tus manitas
muestras tu persistencia amorosa
entre sonrisas y
perturbaciones
dejando un halo delicioso.

Cuando te encolerizas
eres radical
severa e
implacable
congelando las palabras
en forma persistente
dejando
una sensación de amargura infinita
desesperación e
impotencia.

En la calma
eres serena
minuciosa y
delicada
actuando con inteligencia
rememorando
travesuras y
conocimientos
que aprehendes con pasión y
ternura
cual hábil maestra
que atrapa
la vida en forma minuciosa
en sus más secretas verdades.
De Encuentros y Desencuentros (2010)



CYNTHIA

Mi dulce amada
en los amaneceres soleados de Iquitos
en el balanceo de los árboles
con el canto de las aves
este cielo infinito
es solamente nuestro.

Mi bella orquídea
la caricia que nos dimos
navegando en la inmensa laguna
de tus inquietos ojos
con la ternura palpitante
es solamente nuestro.

Mi cariño encendido de lumbre
adormilado por largos enfrentamientos
con los estragos de la vida
solamente es para que te alumbres
en las noches lóbregas
cuando recuerdes los besos que nos dimos.

Mi fresca espiga de la vida
entre zarzas y cardos del destino
floreces con tus tiernas caricias
palpitas entre mutuas promesas
en el instante en que el mundo
queda atrapado en nuestras manos.

Mi dorada promesa
eres la reina de mis ilusiones
sentada
pensativa
ensimismada
estás atrapada en mis palabras
que te acarician con ternura
adormilándote delicadamente de ensueños.

Mi dulce amada
mi bella orquídea
mi cariño encendido de lumbre
mi fresca espiga de la vida
mi dorada promesa
eres mi única prenda adorada.
De Encuentros y Desencuentros (2010)

EL ENCUENTRO

El ómnibus Cruz del Sur dio las últimas vueltas por las curvas de la carretera Libertadores y apareció la ciudad de Huamanga, entonces a mi mente retornaron recuerdos encontrados de mi juventud. Después de algunos minutos, el ómnibus llegó rápidamente a la agencia. Bajé junto con los demás pasajeros en forma apresurada, salí de la agencia y sin ningún preámbulo, abordé el primer automóvil que se presentó. Le dije que me llevara a un alojamiento cómodo y me condujo al hospedaje El Parque, ubicado en la plaza de armas con sus arcos de piedra tallada. El dueño, un joven alto y amable que dijo ser de Puno me alojó en la habitación número 303. Con un largo suspiro de emoción por encontrarme en la ciudad largamente añorada, lo primero que hice fue ducharme, luego me vestí y dejé mis objetos personales consistente en sólo un maletín de mano.
Salí del hospedaje, era las siete de la mañana, me encaminé por la calle 28 de julio, recorrí en forma pausada las dos calles. Observando los inmensos cambios producidos en treinta y siete años, me llamó la atención un conjunto de campesinos sentados en fila india, entonces me trajo añoranzas de mi vida de labriego y los noté desubicados. Seguí caminando hasta que llegué al mercado, subí sus numerosas escalinatas e ingresé a su interior. Me causó un inmenso impacto los cambios producidos, comparando con la imagen que guardaba en mi mente, los puestos de venta estaban totalmente trastocados. La sección de jugos, a donde acudía en mis años de estudiante universitario ya no se encontraba en el lugar; preguntando por su ubicación llegué a esa sección. Eran caras nuevas y desconocidas, ajenas a mi realidad del pasado, al azar en uno de los puestos tomé un jugo de papaya, el costo era excesivo a comparación con el de Iquitos, donde yo vivo actualmente, pagué con cierta duda y me levanté del asiento, agradecí por la atención. Continué deambulando por la sección de panes que me trajo recuerdos de sus diversos sabores al ver con detenimiento cada una de las variedades. Se terminó la sección panes y me encontré en la sección de artesanías, que en mi tiempo no se encontraba dentro del mercado. Proseguí observando la variedad de trabajos en arcilla, en piedras de Huamanga, los hermosos retablos sobre el niño Jesús, sobre la cosecha de tunas y vino a mi mente el retablo de San Marcos que tenía mi abuela, entonces pregunté:
-Quiero un retablo de San Marcos, ¿Tiene en venta? –me contestó con amabilidad.

-Esos retablos ya no se venden, los tiempos han cambiado, ya nadie tiene ganados para que los compren.
Proseguí con mi caminata al azar y llegué a la sección de vestimentas típicas como mantas, chullos, bolsas, fajas, chompas, etc., todos, objetos que me trajeron un sinnúmero de recuerdos de mi niñez campesina. Me quedé observando en el puesto ubicado en la misma esquina del bloque de vestimentas. Una señora comenzó a ofrecerme las mantas:
-Caserito, llévese esta manta de Huamanga.
-¿Cuál es su precio de esta manta roja? –pregunté, y me contestó:
-Cincuenta soles señor.
-¿Y este de color negro?
-Ochenta soles no más señor.
-¿Tan caro?
-Es que son mantas de nylon, si usted desea más barato, tengo de quince soles.
De inmediato sacó un paquete y comenzó a tender a las mantas de diversos colores encima del mostrador. Me llamó la atención una manta de color marrón con diversas figuras muy queridas por mí, porque mi madre tejía esta clase de mantas. Y comenté:
-¿Por cuánto me dejas esta manta?, una rebajita.
-Te dejo en trece soles señor porque veo en ojos alegría y tristeza a la vez.
Vacilé ante sus palabras y seguí observando más mantas: multicolores, verdes, azules, morados, anaranjados, colores que significaban sus lugares de procedencia y llegué a observar otra mantra multicolor, muy típica, que mi madre siempre compraba a los huamanguinos que llegaban con sus negocios a mi pueblo, porque eran tejidas en precisamente en su lugar de nacimiento donde había crecido y siempre añoraba su infancia y juventud; entonces le pregunté:
-¿Los huamanguinos todavía viajan por los pueblitos de Huancavelica vendiendo esta clase de mantas? Ella me contestó:
-Ahora han cambiando los tiempos, ya nadie viaja por esos lugares de Dios, con los asaltantes y los terroristas que no dejan en paz. Cuando era niña mis padres siempre negociaban por Huancavelica, ahora ya no, ellos ya murieron. Entonces le pregunté:
-Los de Carmen Alto siempre viajaban, yo le conocía a un señor que siempre iba donde el padre Prudencio antes de viajar por Huancavelica.
-Sí, señor, yo le conocí al padre Prudencio, era muy bueno.
-¿Así? –Y en ese momento vino un nombre a mi mente y le pregunté:
-¿Y con oció a don Manuel Tipe?, dio un amplio suspiro y habló:
-Sí, él es mi padre, ya murió. Nosotros íbamos negocian do por Cinto, Haitará, Capillas, Huachos,
Cotas, Arma, Tantará, Chupamarca, Huamatambo, Ahurahuá y regresábamos después de meses. Cuando dijo Arma, mi corazón dio un salto de emoción y ella continuó hablando:
-El padre Prudencio tenía una hermana llamada doña Victoria, que vivía con su ganadería en Arma, cuando llegábamos, íbamos a tomar mucha leche, después yo me ponía a jugar con su hijo mientras mi mamá conversaba largo con doña Victoria.
Al escuchar los detalles me salió las lágrimas de emoción y de inmediato la abracé diciéndole:
-Tú eres Florencia.
Ella me estrechó con fuerza en sus brazos emocionada, pronunciando:
-¡Ramón!, ¡que cambiado estás!.


OBRAS POÉTICAS E INVESTIGACIÓN LITERARIA





















PORTADAS DE LAS CUATRO EDICIONES DE LA REVISTA LITERARIA "SIGLO XXI"